Desmontando las leyendas urbanas: no creas todo lo que lees en Internet

Panico moral

Desde la Asociación Emoki no nos gusta dar protagonismo a bulos, cadenas o leyendas urbanas que se popularizan a través de Internet. El problema principal no suelen ser los fenómenos en sí, sino cómo los medios de comunicación y algunas personas comparten y popularizan estas leyendas urbanas sin verificar su validez.

Si hace unos años el fenómeno que más preocupaba era el “Juego de la ballena azul”, este año parece que le ha tocado el turno al llamado “Reto de Momo” (“Momo challenge” en inglés) viralizado a base de titulares alarmantes sin una base contrastada. Compartir y hablar del tema sin profundizar suele echar leña al fuego y fomentar la alarma social.

Según esta leyenda urbana, Momo, un ser con aspecto de ave, contacta o bien a través del Whatsapp o bien aparece en vídeos supuestamente inofensivos para amenazar y empujar a niños y niñas a hacerse daño, incluso llegando a promover el suicidio. No hay constancia de que haya casos de alguien que se haya creído el bulo y haya llegado a cumplir con estas exigencias, y tampoco de que haya existido un intercambio de mensajes sostenido entre el personaje Momo y alguna persona. Padres y madres, y no sus hijos e hijas, son quienes más preocupación están mostrando por el fenómeno.

Una preocupación real tanto para las familias, como para niños y niñas

El hecho de que no haya casos reportados de alguien que haya conversado con Momo y realizado los supuestos retos propuestos no quiere decir que no exista preocupación y angustia por parte de niños y niñas, y de sus familias. Que los medios de comunicación hayan hablado tanto del fenómeno y se hayan compartido recomendaciones para combatirlo le ha dado demasiada credibilidad al fenómeno.

Casos como el del “Reto de Momo” muestran la impotencia que padres y madres sienten cuando sus hijos e hijas están en Internet. Existe un miedo que supera lo que realmente pueda llegar a ocurrir, fruto de la falta de control y conocimiento que las familias siente con respecto a muchos fenómenos relacionados con Internet y la tecnología.

Es importante que las familias preocupadas por este tipo de fenómenos aprendan a equilibrar lo que piensan que está sucediendo y lo que realmente está sucediendo. La tecnología y el poco tiempo que disponemos para contrastar la información que recibimos hace que cada vez sea más fácil confundir la realidad de la ficción; pero en lo que respecta al Reto de Momo, la mayoría de niños y niñas saben que es un engaño.

Efecto Pigmalión: la profecía autocumplida

Eso no quita que alguien se haya hecho pasar por Momo y haya planteado retos con el fin de causar algún daño a la otra persona. En este caso, estaríamos ante un caso de profecía autocumplida, donde además quien se esté haciendo pasar por Momo pudiera estar incurriendo en distintos delitos (coacciones, amenazas, inducción al suicidio…). Hay quien se divierte haciendo sufrir a otras personas, incluso a menores de edad, y no son capaces de medir el impacto que tienen sus acciones cuando se combinan con la potencia de Internet.

Lo único cierto de esta leyenda urbana es que existe un personaje llamado Momo que fue diseñado con otro propósito: Momo es una estatua creada por el artista Keisuke Aisawa para una compañía japonesa de efectos especiales. ​ La compañía declaró no tener ninguna relación con el “reto de Momo” en sí mismo.

Las plataformas de vídeos y redes sociales eliminan el contenido nocivo

Desde YouTube aseguran que no hay vídeos que muestren o promuevan el Reto de Momo, y caso de que alguien los suba, esta plataforma social de videos cuenta con tecnología para reconocer e identificar caras dentro de los videos, por lo que podría detectar y eliminarlo antes de que se popularizara.

Eso sí, en el mundo de YouTube hay personas que tratan de conseguir likes y reproducciones sin escrúpulos, y por eso hay casos de YouTubers pretendiendo realizar los retos propuestos por Momo. Si YouTube estima que el vídeo puede animar a otras personas (especialmente a niños y niñas) a realizar acciones que puedan provocarles lesiones graves, lo elimina. (

Con el fin de atajar la popularidad del fenómeno, YouTube también ha decidido retirar la monetización de aquellos vídeos que hablen del “Reto de Momo” e incluye en ellos una advertencia aunque sean vídeos educativos o informativos que no tengan ninguna mala intención. La clave está en no ver vídeos relacionados con el fenómeno, porque eso es lo que la gente que los crea quiere.

Acercarse a la tecnología para educar sobre la tecnología

En lugar de compartir advertencias y recomendaciones que perpetúan y mitifican la leyenda urbana, un mejor enfoque sería fomentar un uso positivo de la tecnología, configurarla de manera adecuada y, sobre todo, que padres y madres muestren interés en las interacciones que sus hijos e hijas tienen cuando están en Internet.  

Debemos seguir enseñando a que cuiden la privacidad en Internet, y no se pongan en contacto con personas desconocidas, pero para garantizar que en un futuro no tengan problemas con leyendas urbanas como esta, sería más acertado asegurar que hay un canal de confianza abierto entre hijos e hijas y sus familias para que hablen sobre este tipo de problemas, y poder así enseñar buenas prácticas en lugar de pedirles que no hagan algunas cosas cuando están en Internet.

Fomentar un ambiente de confianza y transparencia sobre la actividad en Internet ayuda a que niños y niñas puedan prosperar con mayores garantías. Si no nos quieren contar lo que ocurre, pero vemos que están inquietos y al acerarnos cambian de app o esconden sus dispositivos, puede ser señal de que pudiera estar ocurriendo algo. Una forma de realizar esta supervisión es facilitando que las dos actividades digitales preferidas durante la infancia (ver videos de YouTube y jugar a videojuegos) se hagan desde un principio en un espacio compartido como el salón, para que normalicen que también cuando están viviendo en Internet, sus familiares están ahí para lo que necesiten.

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